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Juicio por una pieza separada del 'caso Corredor'

Un testaferro dice que en su sociedad Evaristo González "se ocupó de todo"

La inmensa mayoría de los acusados se acoge a su derecho a no testificar en el juicio

Caso Corredor: segunda sesión del juicio por una pieza separada

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La mayoría de los acusados por fraude a la Seguridad Social y falsificación de contratos laborales en el marco de una pieza separada del caso Corredor se acogió a su derecho a no declarar en la segunda sesión del juicio. El principal investigado, el abogado y empresario Evaristo González Reyes, solo respondió a las preguntas de su letrado para decir que, en el momento de los hechos, era un profesional de la Abogacía en ejercicio y que, entre sus funciones, estaba la de prestar asesoramiento legal a varias empresas. Y uno de los presuntos testaferros dijo que la sociedad en la que figuraba como administrador único la creó por indicación de González Reyes y que era este quien "se ocupaba de todo".

Pocos implicados rompieron la norma de guardar silencio. Uno de ellos fue un policía local de Adeje, que está encausado por mediar en la contratación de una persona para una de las mercantiles que presuntamente controlaba González Reyes. Este agente municipal indicó en la vista oral que, en el periodo investigado por la Policía Nacional, no conocía a Evaristo, ni en su faceta como abogado ni como empresario. Argumentó que una amiga le pidió un favor para encontrar trabajo a un familiar o conocido. Y, a través de un amigo de su infancia, habló con otro de los investigados en la causa, al único al que conoce y del que solo sabía que trabajaba para un abogado. El Grupo de Delitos Económicos interceptó una llamada en la que dicho funcionario aseguró que, hasta que el beneficiario del empleo no pagara lo que le correspondía, no iba a entregarle los papeles del contrato.

Aclaró ayer que, encima de hacer ese gesto de ayuda, no iba a pagar de su bolsillo los 800 euros que costaba el trámite. Los investigadores que lo detuvieron hallaron en su bolsillo una nota con datos de una sociedad controlada presuntamente por Evaristo González Reyes. A preguntas de la fiscal, contestó que, cuando le entregaron el sobre con la documentación, lo abrió, se limitó a leer los datos de una empresa que figuraban en la parte alta del primer folio y efectuó la anotación. Según señaló, nunca supo que la persona que iba a ejercer de contratante fuera Evaristo. Pero en una declaración hecha horas después de su arresto, reconoció "que sabe que trabaja para un tal Tito y que Tito es Evaristo".

A su abogada, Pilar Fumero Benítez-Dávila, reconoció que la documentación la recogió en un restaurante de su mujer, que no percibió dinero por esa gestión ni se dedicaba a esos asuntos y que desconocía que tal contrato era falso.

Una de las empresas utilizadas de forma presunta para dar empleos simulados fue Osgozon. Su creación data de 1999. La persona que figuraba como administrador único fue otro de los pocos que declararon ayer. Se trata de un decorador que, años antes, buscaba trabajo y un conocido le sugirió que hablara con Evaristo González. Entre 1996 y 1999, prestó servicios al principal investigado y un día este le planteó la posibilidad de constituir una mercantil (Osgozon), "porque a él (Evaristo) le interesaba", para realizar un proyecto en la carretera general del Norte, a la altura de Tacoronte. El decorador aceptó y, en base a su testimonio, González Reyes "se hizo cargo de todo" e, incluso, puso el dinero de constitución de la empresa.

Pasado un tiempo, el empresario acusado le dijo que el proyecto inicial no iba a ser posible "por la oposición de unos ecologistas a la tala de unos árboles protegidos". Creyó que, de esa manera, la sociedad en la que figuraba como administrador único había desaparecido y se olvidó de la misma. El decorador apuntó que nunca supo que, a través de Osgozon, se hicieron contratos laborales falsos de supuestos empleados en varios conocidos locales de ocio y restauración de La Laguna. En una ocasión fue citado por Hacienda para preguntarle por una deuda de Osgozon con la Seguridad Social y el funcionario que lo atendió lo confundió con Evaristo. "Allí me entero de que había una deuda", afirmó. Llamó a Evaristo y concertó una cita con este, en la que el abogado le explicó "que no se preocupara, que no había nada y que él se encargaba" de solucionar ese asunto.

El decorador señaló que sabía que Evaristo González gestionaba el pub Kapitel y dos tascas más, pero desconocía los empleados que tenía y los contratos que les hacían. Pensó que la existencia de la sociedad en la que era administrador único era una iniciativa temporal y para un objetivo concreto, que no se llegó a desarrollar.

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